Es preciso evitar el riesgo de padecer un golpe de calor pues los mecanismos que ayudan a regular la temperatura del cuerpo dejan de funcionar
Ante el incremento de calor que se presenta en esta temporada primaveral, y que se extiende al verano, el Sistema DIF Zapopan invita a proteger a niños y adultos mayores del calor, pues puede generarles problemas a nivel físico y mental si no se toman las precauciones pertinentes.
Durante el periodo vacacional que se avecina es común que los más pequeños salgan a jugar o pasear, y se expongan directo al sol, lo que genera deshidratación y quemaduras por los rayos UV.
Además, se corre el riesgo de sufrir un golpe de calor, el cual se origina cuando la temperatura corporal se eleva por encima de los 40 grados y los mecanismos, como el sudor que ayuda a regular la temperatura del cuerpo, dejan de funcionar.
Entre los síntomas que pueden presentarse están mareos, confusión, desorientación, calambres, dolor de cabeza, temperatura de entre 40 y 41 grados y diarreas.
A nivel mental y emocional el calor también presenta repercusiones y en algunas personas tiende a ocasionar conductas irritables, impacientes e intolerantes; en otros casos puede generar problemas de orientación, memoria y lentitud en el movimiento.
Algunas recomendaciones para protección del calor son:
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Guarecerse en zonas frescas.
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No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
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Evitar asistir a lugares públicos concurridos porque aumenta el calor.
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Usar ropa fresca, de algodón, ligera y en tonos claros.
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Evitar viajes largos sin condiciones adecuadas para nivelar la temperatura.
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Consumir líquidos (mínimo 8 vasos diarios de agua natural, agua fresca o jugos, aunque no se tenga sed). Comer frutas, ensaladas y alimentos frescos.
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Realizar ejercicio al atardecer o en la noche.
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Utilizar bloqueador solar y accesorios que protejan: lentes oscuros, sombrillas, sombreros, gorras.
Con relación al consumo de sueros orales se sugiere contar con supervisión médica, así como acudir de inmediato a un especialista de la salud ante signos de alarma como piel y boca reseca, ojos hundidos, palidez, respiraciones rápidas y en el caso de los menores de un año, fontanela (mollera) deprimida.